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¿Qué pasa cuando se prohíben los celulares en el colegio? Chile se suma al debate global


Chile acaba de aprobar una ley que restringe el uso de celulares en colegios, y es probable que ya hayas escuchado opiniones de todo tipo: que mejora la concentración, que “los chicos igual lo van a usar”, que es exagerado, o que “por fin”. Para entender mejor qué podemos esperar, vale la pena mirar qué ha pasado en otros países y qué dice la evidencia.

 

¿Qué establece la nueva ley en Chile?

La ley, aprobada el 2 de diciembre de 2025, prohíbe el uso de teléfonos en salas de clase desde educación parvularia hasta enseñanza media. Hay excepciones razonables: necesidades educativas especiales, emergencias, temas de salud y actividades donde el celular sea parte del aprendizaje. También se deja un pequeño margen para que los liceos definan reglas internas sobre dónde y cuándo se pueden usar.

En resumen: no es una prohibición absoluta, pero sí un marco claro para reducir distracciones durante las clases.

 

¿Cómo ha funcionado esta idea en otros países?


Francia y España: menos distracciones, mejor convivencia

Francia fue de los primeros en legislar, allá por 2018, para sacar los celulares del aula. La idea era mejorar la concentración y reducir conflictos. España siguió el mismo camino a través de regulaciones regionales, y hoy la mayoría de sus comunidades tiene reglas estrictas de uso.

En ambos países, los reportes resaltan una mejora en el clima escolar y menos episodios de bullying digital dentro del recinto.


Países Bajos: mejoras percibidas en concentración

Países Bajos aplicó la prohibición en 2024 y un informe gubernamental destacó que cerca del 75% de los liceos observó mejoras en la concentración de los estudiantes. También se registró un mejor clima social, e incluso un tercio de los colegios percibió avances en rendimiento académico.


Brasil: patios más activos y estudiantes más conectados entre sí

Brasil aprobó su ley en 2025 y los primeros reportes muestran algo curioso: los recreos “volvieron a la vida”. Más conversación, más juego, menos aislamiento. También se observó una mayor percepción de inclusión entre estudiantes.

 

¿Qué dice la evidencia científica?

Aún no hay decenas de estudios, pero los que existen ya ofrecen algunas pistas interesantes.


1. Convivencia escolar y bullying

La evidencia es bastante consistente: cuando el celular deja de ser protagonista, la convivencia mejora.

  • En España, un estudio encontró hasta un 18% menos de bullying en colegios con prohibición.

  • Un metaanálisis de 2024 mostró que, aunque el efecto no es gigante, sí es real: mejor clima social, menos conflictos y menos acoso.

En palabras simples: sacar el celular de la sala baja tensiones y ayuda a que los estudiantes interactúen de forma más sana.


2. Rendimiento académico

Aquí los resultados son mixtos:

  • En España se observaron mejoras importantes en puntajes académicos, especialmente en matemáticas y ciencias.

  • Pero otras investigaciones, como estudios recientes en Inglaterra, no encontraron mejoras claras ni en notas ni en bienestar.

  • Un metaanálisis internacional también señala que el impacto académico depende mucho del contexto y de cómo se implemente la medida.

La conclusión razonable: prohibir celulares puede ayudar, pero no reemplaza una buena enseñanza ni una buena gestión emocional en el aula.


3. Bienestar y uso problemático

La evidencia apunta a que la prohibición no mejora automáticamente la salud mental ni elimina el uso problemático de pantallas. Algunos estudios en Australia, por ejemplo, no encontraron cambios drásticos en estos aspectos. Sin embargo, sí hubo menos bullying y un ambiente más tranquilo.

Esto sugiere que la medida funciona mejor cuando forma parte de un enfoque integral: educación digital, trabajo con familias y apoyo socioemocional.

 

¿Qué podemos esperar para Chile?

Si miramos la experiencia internacional, aparecen tres ideas clave:

  1. Habrá mejores ambientes de aprendizaje. Menos pantallas en la sala suele traducirse en menos interrupciones y un clima más agradable.

  2. Las mejoras académicas no son automáticas. Dependen del acompañamiento docente, de metodologías activas y de un trabajo más amplio en habilidades socioemocionales.

  3. La educación digital no desaparece. Aunque no usen el celular en clase, los estudiantes siguen viviendo en un mundo hiperconectado. Necesitan aprender a gestionarlo con criterio.

 

¿Y qué podemos hacer como familias y docentes?

  • Conversar con los estudiantes sobre por qué existe esta ley.

  • Definir reglas claras en casa y en el colegio sin demonizar la tecnología.

  • Fomentar herramientas offline: agendas físicas, relojes, planner, lectura en papel.

  • Acompañar de verdad: el celular puede salir del aula, pero la convivencia y el bienestar se siguen construyendo día a día.

 

La nueva ley abre una buena oportunidad: no solo para reducir distracciones, sino para preguntarnos cómo queremos que sea la experiencia escolar en esta era digital. Más concentración, más convivencia y un uso más consciente de la tecnología… suena como un camino que vale la pena explorar.

 

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Referencias:

Böttger, M. & Zierer, K. (2024). Do smartphone bans in schools improve students’ academic achievement and social outcomes? A rapid review and meta-analysis.


Beland, L.-P. & Murphy, R. (2016). Ill Communication: Technology, distraction & student performance.


Instituto Nacional de Evaluación Educativa de España (INEE). Impacto de la prohibición de celulares en centros educativos (2022–2024).


Ministerie van Onderwijs, Cultuur en Wetenschap (Países Bajos, 2024). Evaluatie van het verbod op mobiele telefoons op middelbare scholen.


South Australia Department for Education (2023–2024). Mobile Phone Ban Trial Evaluation.

 
 
 

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©2025 Constanza Cabaña

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